martes, 15 de marzo de 2011

Cuando viajo en colectivo

Cuando viajo en colectivo me gusta detenerme a escuchar las letras de las canciones que viajan en mis oídos. Cuando la batería me traiciona, me gusta tratar de mirar cada uno de los arboles de la calle, al punto en el que mis ojos parezcan haber enloquecido. Me gustan las ventanillas, pero mas que nada la del fondo, esa que nadie parece querer solo porque es multitudinaria.
Me gusta contar, elegir y contar. ¿Cuántas personas habrá desde que me suba hasta que me baje con una gorra puesta?¿Con una bolsa blanca en la mano?¿Que vistan de azul?¿Que lleven ojotas?¿Cuántas mujeres embarazadas veré?¿Cuantos hombres con morral?¿Cuántos perros o palomas?. Es gracioso saber que la cifra a la que llego siempre queda en la nada. Me gustan mas las ventanillas abiertas que los modernos aires acondicionados. Pero mas que nada el viento de la ventanilla de atrás, la comodidad del lugar de atrás.
Cuando viajo en colectivo me molesta que los choferes sean brutos. Me molesta caerme cada vez que frena o acelera. Me molesta que la maquina no ande y me tenga una horita escupiendo y chupando monedas. Si voy parada, me gusta balancearme, pero más me gusta, si voy con alguien, jugar a "no agarrarse".
Cuando viajo en colectivo no puedo evitar hacer alguna manualidad con el boleto, Aunque me coma la cabeza tratando de hacer barquitos que jamás me saldrán.
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